La definición etimològica de artes marciales, viene expresada por su ascendencia latina: Marte era el dios de la guerra, y por lo tanto podemos definirlas como las distintas artes para combatir con el enemigo.
Pero esta definición puede ser peyorativa para el profano en la materia. Los sucesos que aparecen en los medios de comunicación, suelen presentar a las personas que las practican como agresivas. Personas que pretenden sacar ventaja de estos conocimientos, como porteros de discoteca o pandilleros de diversa índole. La realidad es bien distinta.
Cuando las artes marciales las imparte un profesional serio, enseñan a los alumnos a tener autocontrol y disciplina, haciendo hincapié en ser pacíficos y en no utilizar los conocimientos adquiridos si no es en legítima defensa.
Las artes marciales para niños y adolescentes, son fundamentales para mejorar la autoestima y la confianza en uno mismo. Al entrenamiento físico, acompaña un código de conducta, en el que el respeto al compañero y al profesor son esenciales. Con el entrenamiento en artes marciales mejoramos la asertividad corporal.
Existen multitud de artes marciales. El arte marcial que nosotros enseñamos en los cursos de prevención del acoso escolar, es el Yawara-Jitsu, que podríamos definir como "Defensa Personal Científica". Es un sistema de defensa personal científico, racional y progresivo, que enseña a los niños y adolescentes un protocolo de actuación para saber que hacer cuando sufren una agresión física.